DÍA DE MUERTOS.
Durante dos noches al año, ellos pueden regresar,
ya sea que los esperes, o que te vengan a buscar.
A veces solo son sombras, de la noche alguna risa,
o a lo lejos en el aire, una antigua melodía.
Pero hay veces que los ves llegar caminando junto a ti,
pidiéndote un tequila, pidiéndote una canción,
y te llevan de la mano a bailar el carnaval
cantando así…
Esta noche la muerte me tendrá que esperar,
lo que mi cuerpo muerto necesita
no se encuentra en una ofrenda.
Esta noche la muerte me tendrá que esperar.
Yo no se de ti…
Con unas copas de más,
uno de ellos, se empieza a confesar:
“… ya lo verás,
ya lo verás,
cuando la tierra en la boca
no te deje ni cantar.
El frío de las piedras no me ha enseñado a olvidar.
Acompáñame…
En mi sepultura te hice un lugar…”
Yo tuve que contestar:
“me tendrás que perdonar”
“tu amable invitación, tendré que rechazar”
Algún día tu y yo nos volveremos a encontrar
Pero todavía no…
